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La economía de EE UU frena su crecimiento más de lo previsto en el inicio de 2024

Historia de EL PAÍS 

La primera economía del mundo mantiene casi intacto su vigor. El producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos creció en el primer trimestre del año a una tasa trimestral anualizada del 1,6% (un 0,4% trimestral), según la primera estimación publicada este jueves por la Oficina de Análisis Económico, dependiente del Departamento de Comercio. Eso supone un brusco frenazo con respecto al ritmo del 3,4% (un 0,8% trimestral) del cuarto trimestre del año pasado, pero sigue siendo un crecimiento apreciable.

Es el menor crecimiento desde la primera mitad de 2022, cuando la economía se contrajo. Está por ver si ese frenazo se consolida o es una pausa tras el fuerte dinamismo del segundo semestre de 2023. El sector exterior, con un fuerte aumento de las importaciones, ha lastrado el crecimiento en el arranque del año. Sin el diferencial entre exportaciones e importaciones, el crecimiento habría sido del 2,5% anualizado, que era la tasa que esperaban los economistas. La variación de inventarios, también volátil, actuó asimismo como freno.
El dato, que será revisado por dos veces a medida que llegue información adicional, muestra que el consumo (que crece a un ritmo trimestral anualizado del 2,5%) es el principal motor de la economía estadounidense. Con una tasa de paro que se mantiene desde hace más de dos años por debajo del 4%, los hogares han tirado de rentas, ahorros y deudas para gastar lo que no pudieron gastar durante la pandemia.

“El aumento del PIB real reflejó principalmente los incrementos del gasto de los consumidores, de la inversión fija residencial, de la inversión fija no residencial y del gasto de las administraciones estatales y locales, que se vieron compensados en parte por un descenso de la inversión en existencias privadas”, ha indicado la Oficina de Análisis Económico.

La fortaleza de la economía ha desafiado hasta ahora las subidas de los tipos de interés más agresivas en cuatro décadas, con las que la Reserva Federal trata de combatir una inflación que no termina de ceder y que se resiste a bajar hasta el objetivo del 2%. Mientras la creación de empleo siga siendo fuerte y el consumo se mantenga pujante, será difícil que el banco central tenga la confianza suficiente en que la inflación está bajo control como para empezar a bajar los tipos de interés.

Estados Unidos ha abierto una brecha en crecimiento frente a Europa gracias al incremento de la productividad, a la mano de obra aportada por la inmigración y al fuerte impulso fiscal, entre otros factores. La innovación y la abundancia energética también han marcado la diferencia. El Fondo Monetario Internacional revisó recientemente al alza las previsiones de crecimiento para Estados Unidos mientras rebajaba las de Europa. El FMI espera un crecimiento medio del 2,7% para la economía estadounidense este año, algo por encima del 2,5% de 2023.

Las cifras macroeconómicas siguen mostrando una especie de aterrizaje suave, en que la economía ha ido perdiendo algo de impulso, pero mantiene una inercia favorable. El crecimiento del primer trimestre de 2024 es menor que el del cuarto de 2023, que a su vez suponía una ralentización con respecto al 1,2% trimestral (4,9% anualizado) del tercero, cuando la economía aceleró de forma sorprendente y creció al mayor ritmo desde 2021.

En año electoral, la mejor noticia para el presidente, Joe Biden, es que la recesión que una y otra vez venían augurando buena parte de los economistas a lo largo de los últimos dos años ni está ni se la espera. El reverso negativo de esa pujanza económica es que la impopular inflación sigue siendo alta y que eso además impide que bajen los tipos de interés. El dato de este jueves, sin embargo, muestra un enfriamiento algo mayor de lo esperado y obliga a todos a recalcular la ruta de nuevo.

Aunque los miembros del comité de política monetaria de la Reserva Federal señalaron el mes pasado que esperaban recortar los tipos de interés tres veces este año (0,75 puntos en total), últimamente han indicado que no tienen prisa por bajarlos ante la continua presión inflacionista. Ahora, la mayor parte de analistas e inversores no esperan que las rebajas de tipos empiecen hasta la reunión de septiembre de la Reserva Federal, según se deduce de las cotizaciones de los mercados de futuros. Muchos apuestan que el primer recorte se retrasará aún más, hasta noviembre o diciembre.

Biden se ha quedado con la parte positiva. “El informe de hoy muestra que la economía estadounidense sigue siendo fuerte, con un crecimiento constante y estable”, ha dicho en un comunicado distribuido por la Casa Blanca. “La economía ha crecido más desde que asumí el cargo que en cualquier otro mandato presidencial de los últimos 25 años”, ha subrayado, sin precisar que eso se debe en gran medida a la recuperación de la pandemia. Al tiempo, ha añadido que pretende seguir luchando contra la inflación.